14.9.05

Manifestástasis.

La cama te grita ofreciéndote la simplicdad de un anecdotario repleto de enzimas, algunas tuyas, algunas de aquel hombre que empapaba rubricas en sudor.
Sabes a ironía cuando duermes, con los ojos cerrados y los labios abiertos; como gritando el silencio que arde en tus haberes.
Te pulverizas en latidos perezosos y terminas acabandote, haciendote mas pequeño que la luna Arístide.
Me causa asco el estupor de tus heridas, recalcitrantes y silenciosas, tan pocas, tan venidas a menos.
Estos tiempos sí que son rápidos, no terminas de morir y ya apestas.
- Oye, te estás pudriendo.

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