14.1.17

Barca a las rocas,
nadar,
no hay otra

Un frío sobre la piel vertebrada tan noche de invierno
sin luces ni estrellas ni aullidos lejanos

y el negro real del espeso bosque de la ira
y el no saber adónde virar el timón

Un odio inagotable por el tiempo,
por lo lento, lo extenso,
por lo arena en las manos,
por lo trágico (en términos aristotélicos),
por irónico y burla de risa medialuna

Un odio que rasga porque crece
porque no cabe

Y ese saber que ya ni caso tiene porque la orilla está lejos
y nadie vendrá a buscarme
nadie

Y mejor que no lo hagan
porque estoy tan salitre y llaga,
tan escorbuto,
tan mordida de escualo y golpe de coral.

Y no hay caso en este
¡AUXILIO!
de ridículo temor
Pero un náufrago marca sus SOS en la orilla
por puro instinto,
aún sin esperanza,
aún sin ganas.

28.7.14

SIMPOSIO

Dos peces nadan la eternidad
unidos por un hilo inqebrantable. 
En la espesa noche de la soledad,
sus corazones dos búhos qe aprendieron 
a cantar la alegría para espantar el llanto.

La belleza toda se ha comprimido en un arrebato lepidóptero
de pestañas y pupilas vivas, centrífugas.
Resbala plateada la lágrima venida de pozos indecibles
de una locura alimentada a fuerza de latitud de piel y distancia
donde no brilla luz alguna.

Sí. La nada y el amor cohabitan la penumbra,
son amantes ocasionales de circunstancia
y nunca se rebajan al terrible ejercicio de la ira
y la incomprensible posesión de la jaula
Su vida es ligereza de canto, de baile
de olímpicas ceremonias mutuas,
de abrazos abiertos al goce profano del otro.

El alma es entonces un reflejo diáfano
de placer místico, de epifanía personal
y hay una tristeza dulce de arrullar
de ecos y líqidos prenatales
de sueños venidos de lejanas qietudes.

6.3.14

Miserable tontería
la de estafar al amor 
con los hidrocarburos y plásticos
de rúbricas del TLC

Miserable la labor de prestidigitar 
en presente simple, siempre simple, 
lo que sólo en gerundio late 
Bo-bóm-bo-bóm 
Bo-bóm bo-bóm
de sangre aún sin marchitar 
y de guerra en marcha 

Miserable ceguera 
a medias 
de medias manos 
cubriendo los miedos ojos 
a medias 
en más intenso mediodía
de las eras glaciares,a medias. 

Miserable la mísera miseria 
que seria y sucia enturbia
la serenidad más sincera.

3.7.13

Dren pluvial

Me lluvio
me nubo
me noviluno

Así cada vuelta de Tierra
cada vuelta del eje en su Tierra...

Me lluvio, nubo, noviluno

Me nubo
y es la nube una luna
y es la lluvia una nube de

l
 l
  u
   v
    i
     a
noviluno-nubo
noviluno...                  
                                                                                  Pero es todo casi siempre lluvia.

l    
l     ácida
u     rabia
v     brizna
i      casa en bancarrota
a

Desesperación lluvia
muerte-lluvia-muerta
puerta a lluvias cerradas
paredes pluviales tejen
la Gran Muralla Pluvia
lluvias de ríos de risa
Nilos lluvia

cartas de caligrafía lluviosa...
                                                                     Y así cada vez.


Monte Olimpo, testigo lluvio
roca sedimento pluvia.
Flor amarillo lluvioso
pluvia marchita
abejas pluvinizadoras
en el plenipluvio del verano

óxido de pluvia,
pluviofosfato de lluvia,
ácido pluvioso,
difosfopluviato.

lluvia la pluvia
pluvia resbalosa
los labios la pluvia
lluvia te vas
lluvia
no te vayas

26.5.12

Telarañas

No se necesita de mucha premeditación para acometer los asaltos. No seguimos más estrategia que la cosquilla tibia que teje sus telarañas en el vientre; entonces lo sabemos: el lugar es preciso. Eso basta. Entrometemos nuestras presencias en cualquier sitio. Recóndito o evidente, inusitado o común, solitario o concurrido, lo mismo da. La cosa es (SIEMPRE, SIEMPRE) evitar que la telaraña teja su red hasta nuestras bocas, pues el estallido anunciaba, sin temor a engaño, una inevitable condición de catástrofe.
 Ya una vez había ocurrido que, tras una mañana y tarde enteras de un intento estoico por disimular la sigilosa expansión de la naciente telaraña, nos asaltara el estallido en medio de la sala de un cine abarrotado. Un escándalo. Las finas hilachas de seda discurrieron como raíces entre las butacas, enlazando primero las manos, acercando los brazos, yuxtaponiendo los torsos, fundiendo los labios en un calor apresurado.
 El aire se volvió denso dentro de la satinada red que nos oprimía el uno contra el otro. Era terrible pensar en la muerte de asfixia que asomaba su cabeza desde la ventanilla luminosa de la sala de proyección. Mis manos, y probablemente las suyas, buscaron una suerte de escapatoria; un río, un mar, un torrente por donde ser arrastrado a tierra firme. Entonces el arrebato continuó caprichoso su voluntad de instinto, hasta el casi inminente eclipse de su sol radiante por mi tímida luna. ¡No había más! Ante la atónita mirada de nuestros vecinos de asiento, adivinamos el hado fatalista: había que matar esa cosquilla tejedora; con las manos, con las bocas, a ojo vivo, en silencio, como a una mariposa...
 Fue una verdadera pena comprender que el gerente no entendía, ni aun cuando le explicamos una y otra vez nuestra condición, las telarañas. ¿De qué clase de enfermedad me hablan?, decía ¿Cuáles telarañas? Y movía grandilocuente sus brazos, se jalaba de los cabellos a la vez que nos tildaba de indecentes, de impúdicos, de exhibicionistas, de...
Por eso, no se necesita de mucha premeditación para acometer los asaltos. La cosquilla nos ha encontrado, juguetes de su voluntad, en los cafés, detrás de las iglesias, bajo la noche artificial de los estacionamientos públicos, en la secreta complicidad de un elevador. Poco importa que se abran las puertas para encontrarse con el ojo avizor de una decente mujer que regresa del shopping; o que la fresca curiosidad del colegial se sorprenda ante la cruda y desnuda visión del más escondido de sus sueños púberes. ¿Qué significa, después de todo, el shock asombrado de unos cuantos ante la decencia escandalizada de tantos?

27.12.09

Tristes se ponen los árboles
ahora que, afuera, el invierno llora
Oscura se ha vuelto la casa
ahora que el sol, adentro, ha muerto

Mi cuerpo remilga,
quejumbroso y reticente,
de tu ausencia fría
de deshoras ansiosas

Pero al fin estás aquí
canon de ecos trémulos,
voz en medio del verano,
caos infinito de pasillo vacío

1.8.09

Al niño que duerme

Yo soñé la metáfora de tu muerte. Y fue dulce.
No hubo sino un silencio, muy parecido al llanto, que rodeaba tu cuerpo inerte.
Entonces, la vida representaba el magnifico día que cabía en las palmas de las manos, cubriéndolas por completo con sus claroscuros; y el amor se deshojó a la mínima insinuación de viento.
(Mis manos desearon ser las tuyas, y mis pupilas colocarse en tus cuencas de horizonte)

A todos los qe están, a los qe partieron, a los qe partirán, y en especial a los qe nunca llegaron

10.6.09

El hombre qe amo ha puesto precio a mi cabeza y en su lengua de cicuta, donde bebo diariamente, alberga la esperanza mustia de mi muerte. Ha dispuesto a mis espaldas un batallón que, ávido y hambriento, espera la sentencia del final de mi existencia; y ha movido el terrible arsénico al inocente tarro de azúcar. De las ventanas ha colgado la leyenda "salta" y en su mesa de dormir guarda las infames tijeras que ha robado del botiquín de Átropo.

Este hombre se propone saciar sus ansias asesinas con la fresca tinta de mi insípido obituario, y así le he visto comprar viudas negras y soltarlas mientras pretendo dormir. Busca jeringas entre los deshechos del hospital para luego, con desmesurada zaña, esconderlas en la latente quietud de la plantilla de mis zapatos. Ha puesto escaleras por la casa y roba gatos negros qe va encontrando por la calle.

Este hombre, de entre todos el amado, ha decidido poner fin a mis días. Este hombre tiene miedo, miedo a que de verdad le qiera.

23.5.09

Todo cuanto hay en el amor, todo cuanto le rodea, todo cuanto le pertenece... Todo en el amor es incomprensible (incomprensiblemente estúpido)

2.5.09

Van tus dos labios de artificio
entonando una belicosa tonada
por la periferia de mi ombligo

Van tus pestañas aleteando
incubando temblores
por la culposa vereda de mi vientre

Vagan tus manos guerreras,
manos duras de epopeya
por el campo minado de mi espalda

Reposa tu guerra en mi cuerpo
Que entre tu piel y la mia
No se sepa nunca lo que es la paz