7.2.09

AMOUR DU CHATS


Hoy el viento se cuela violento en la frágil quietud de la noche, pero Diana duerme. Duerme acompañadA por la simpleza, en un etéreo halo de tranquilidad.
Podría conquistar techos y arrebatar a la nube traicionera la ráfaga fantasiosa del ensueño. Podría brincar del tejado y ensayar un vuelo imposible. Podría descubrir al ratón de los dientes para devorarlo. Podría vigilar, silente y caprichosa, al muchacho de rizos y manos de música.

Diana podría descifrar las gotas de rocío que como constelaciones se estampan en las hojas, pero hoy duerme. Duerme porque todo lo sabe y nada quiere más sino dormir.