10.7.06

-Sigue andando.
-N'ombre, si ya traigo los pies desgastados de tanto cristal.
- Se llama REALIDAD.
- ¡Maldita la hora en que aquellos merolicos nos convencieron de cambiar aquella nube azul por un par de pies!

Esto oí decir a dos hombres que caminaban por el parque en medio del sopor de la ciudad. Traía cada uno una pequeña bolsa de lentejas que chocaban en su caminata con esos pantalones roidos por el tiempo y la desilusión. Caminaban sin un rumbo en la vista, con los puños cerrados y su dolor a cuestas.
Escuché por ahí que Dios es el Opio del pueblo, aunque no encontré frase más acertada que: "El amor es el atole de todos los dedos."

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