15.8.05

Sueño opiáceo

Mírame, sobreviví a mi suicidio, a la tiranía de mi pesar. Estoy entre las ráfagas del existencialismo que encontré debajo de mi almohada.
Vivo del recuerdo que dejó esa voz un 26 de julio. Del antes y del después que maquila mi mente dándole un final diferente cada día. De la caridad que mi perro me brinda cuando lame mis lágrimas.
Subsistiendo de café, yerba, y alguno que otro barbitúrico. ¿Y qué si me siento de la verga? El chiste es sentir, sea lo que eso sea.
Cubrir peldaño tras peldaño mientras mis huesos rotos astillan mi piel buscando salir.
¿Dolor? Claro, cuando me acuerdo de sentirlo, lo hago intensamente. Como ese pseudoamor que ruego haya sido cierto, que ruego desaparezca de mi, que ruego haya sido falso, lascivo e impuro.
Promete aplastarme, pero solo le veo buscando formas de que alguien venga y se apiade, ¡Por favor! ¡Alguien acuérdese de tenerle lástima! Yo estoy demasiado ocupada suturandome las heridas con flores de loto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no se que sea más culero, saber que sí hubo amor o que no lo hubo? si hubo amor pues te preguntas..¿por qué pitos terminó entonces? y si no hubo preguntas... ¿por qué mierdas sentía que sí habia?, he vivido un engaño. esto está a debate, claro.
sigue escribiendo igual y más chingón.