28.8.05

La tarde de verano
se desvanece en agonía caotica
entre los labios indulgentes
de mi azucena melódica

La luna loca
degolla ideales,
aquellos de mediodía
con sabor a toronja tierna.

Pero no muere,
tan solo descansa
en el gélido cielo,
hecho, solo para ella.

No hace más
resucita diciembres olvidados,
Imagenes reminiscentes
ante ojos exiliados.

Ella muere
a cada suspiro,
ella grita,
se ahoga en un olor a suicidio.

Depresión que se derrama,
manzanas inelocuentes
de aquel cielo caídas,
sutil miel amarga.

...Tan irónica como el tulipán...

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